2 min read

Antes de que te agotes...

Lee esto.

Siempre hay algún negocio que parece despegar más rápido que el tuyo.

Una startup que de repente se pone de moda, con más recursos o contactos.

Si intentas competir directamente con todos al mismo tiempo, te agotarás antes de que tu negocio madure.

Y aquí el truco está en no forzar el ritmo y no tratar de escalar a la velocidad de los demás, sino encontrar la velocidad correcta que te permita crecer de manera sostenida. Un ritmo que te permita avanzar sin estancarte, pero también que te dé la estabilidad suficiente para no quemarte, para no llegar al burnout.

Un ritmo que te permite compaginar tu emprendimiento con tu vida.

Y es que, de nada sirve trabajar 14 horas un día si a la mañana siguiente no te puedes ni levantar.

Porque en el mundo del emprendimiento, no ganas simplemente por lanzar el producto más rápido o conseguir la mayor cantidad de inversores en tiempo récord. Ganas cuando construyes algo que se sostenga, un proyecto que sea rentable y que resista a largo plazo.

Muchos se dejan llevar por la presión de la comparación: "Ellos ya facturan un millón y a mí todavía no me da para vivir", "No paran de publicar avances en redes". Pero esa comparación (a veces obsesiva, a veces tóxica) solo te lleva a hacer tareas innecesarias para parecerte a ellos, solo te lleva a la frustración, a ir un paso por detrás.

Porque el que copia, casi siempre, será el segundo.

Por tanto, recuerda por qué iniciaste tu proyecto: tal vez para solucionar un problema real en tu comunidad, tal vez para crear un nuevo producto que mejore la vida de las personas, o simplemente porque te apasiona lo que haces.

Recuerda también cuál es tu objetivo y no copies el de otros para marcártelo. Desglosa ese objetivo en tareas/micro-objetivos que te acerquen a conseguirlos. Es más fácil comerte una tarta si la troceas.

Cómic hecho con Sora (L)

Y es que, si emprendes copiando el paso de otros y sobrecargando tus recursos, puede llevarte a un crecimiento tan frustrante como insostenible. Y ese camino solo te puede lleva a un sitio: al fracaso.

Lo importante es identificar el ritmo que te permita avanzar disfrutando del proceso: iterar, aprender, corregir, reinvertir en tu proyecto… y respirar.

¿Estás haciendo crecer tu negocio a la velocidad correcta?

A veces merece la pena reducir un poco el ritmo, no para abandonar, sino para tener más energía cada día.

Un abrazo,

Mario.