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TOP 🔝👉 Álvaro Sánchez de Gente Invencible al Desnudo (No Literal)



Álvaro Sánchez (creo que ya no tiene Twitter - miento, sí lo tiene) es un tipo muy inteligente y (bastante) canalla. Esto lo digo desde el cariño, ojo. Además, creo que le he escuchado a él mismo decir en alguna ocasión que "en Internet hay que ser un poco canalla". Cosa con la que estoy 100% de acuerdo. Canalla, pícaro, Lazarillo de Tormes... Llámalo como quieras. Lo importante es el concepto.

Don Álvaro Sánchez, que además de canalla y amigo es un tío muy majo y buena gente, se dedica a montar y monetizar negocios online, y sabe mucho al respecto. Y no sabe mucho porque sí, sabe mucho porque ha hecho mucho y muchas cosas. ¿De qué conozco yo a Álvaro? Pues de Internet, de la vida y de lanzar juntos, junto a otro partner, algunas apps móviles de temática Black Friday (esto da para otra newsletter)... Y de hablar, porque hablando se entiende la gente, y se conoce.

Mr. Álvaro Sánchez (foto de genteinvencible.com)

Mr. Álvaro Sánchez (no tiene ningún primo que se dedique a la política, hasta donde yo sé...) nos cuenta hoy en su "TOP al desnudo" su historia, las cosas que ha hecho, las cosas que sabe no quiere hacer y nos habla de SaaS, de CaaS y de MaaS cosas. Esta "TOP al desnudo" te va a encantar, ya te lo adelanto yo.

¡Muchas gracias amigo Álvaro por contarnos tus movidas!

⚠️ No dudes en compartir este contenido si lo ves interesante y crees que aporta valor (que ya te adelanto yo que SÍ)

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La historia emprendedora de Álvaro Sánchez (@genteinvencible)

Hola, mi nombre es Álvaro Sánchez, en una semana cumplo cuarenta, vivo en Asturias, y desde hace bastante tiempo me dedico a intentar que el dinero de gente que no conozco, Internet mediante, termine en mi bolsillo.

Eso te incluye, pero no hablemos todavía de ti.

De tres de los cuatro datos que te he dicho sobre mí no me sale sentirme orgulloso, pero de uno sí, y de eso vengo a hablar a The Open Projects.

(Con suerte coincide con algo que a ti te interesa).

Asturias es una bonita tierra...

No, te voy a contar algo más interesante, que no incluye ninguna vaca.

Me voy a ahorrar el típico viaje del héroe de por qué empecé en Internet, porque mi historia no es diferente, salvo porque estaba hasta los huevos.

En mi caso, el detonante de buscarme las habichuelas online fue que odiaba el olor a tupper recalentado que quedaba en el microondas de una oficina en la que curraba, y pensé que Internet era un buen sitio.

Para el fútbol iba tarde y la droga tenía muchos riesgos, así que fue Internet, pero pudo haber sido otra cosa.

Yo no soñaba con ser mi propio jefe, ni más libre que un gorrión, solo sabía lo que no quería, y a qué olía.

Te lo digo por si venías por la épica, que no la hay.

Mi huida de esa terrible mezcla de olores me llevó primero a montar nichos de afiliación de Amazon. Supongo que no necesitas que te explique qué son, porque si lo necesitas, bienvenido a 2016.

Tuve suerte y me especialicé en webs de mochilas, pero no de cualquier mochila, sino de marcas de mochilas caras cuyas webs oficiales no tenían demasiada información.

Yo montaba la web y, SEO mediante, respondía a las dudas de la gente.

¿Se puede lavar?

¿Me cabe el MacBook Air?

¿Voy a ser la más guay de la uni?

Sí, hija, sí, tira pa’ Amazon.

También creaba perfiles en redes sociales y muchas veces me comportaba por ahí como si fuera la propia marca.

Me cayó alguna denuncia, pero salió bien.

Probé más productos, le metí muchas horas, y como en un año y medio empecé a ver algo parecido a un sueldo, pero esa fue la menor de las ganancias.

Como yo hacía todo, desde comprar el dominio hasta escribir la última palabra de la web, aprendí un huevo. Y parte del otro.

Aprendí a manejarme en hosting, WordPress, copy... aprendí tanto que un día me empezó a dar en la nariz que algo estaba pasando en Google.

Tras un par de updates, lo de entrar con una web nueva (por muy vertical que fuera) a competir con webs grandes (por muy horizontales que fueran) se empezó a poner más difícil. Y me encontré con un concepto que me pegó duro, “el internet de las marcas”.

O el internet de la autoridad. O como quieras llamarlo.

Significa que Google empezó a fijarse más en el emisor del mensaje que en la calidad del propio mensaje.

Si una web en la que Google ya confiaba creaba una página de mejores mochilas para ir de festival, por muy buena que fuera la mía, de repente me adelantaba por la derecha.

Google empezó a confiar (todavía más) en la gente ya asentada, y es normal. Si yo busco información de apps o ASO tiene sentido que Google dé prioridad a lo que diga Dani Peris.

(Aunque no es un buen ejemplo porque su apellido lo tienen marcado en rojo).

Siguiendo esa evolución hacia las marcas vendí todas mis webs pequeñas, hice caja, y giré la estrategia.

Ya compaginaba los nichos con clientes, así que seguí con los servicios, pero hice algo de lo que sí estoy orgulloso (dos de cinco), y que te recomiendo.

Me obligué, y esto es literal, a solo tener los clientes imprescindibles para mis gastos, ni uno más. Y así poder tener tiempo para perderlo, hacer cosas.

Creo que en este fuero eso tampoco necesita explicación.

En mis inicios había montado un blog (contando lo del microondas), y ahí puse que me apetecía montar un podcast. Me escribió un tipo catalán y montamos Quédate con el cambio, sabandija asquerosa, que igual lo has escuchado o visto el ranking de vendehúmos.

Fue bien, y ahí lo de internet de las marcas empezó a tener más sentido, porque en mi cabeza ganó un apellido: internet de las marcas “personales”.

En el podcast no contábamos nada especial, o eso me parece a mí, pero la gente valoraba nuestra forma de contarlo.

Desde nuestra mezcla de inexperiencia y desparpajo a la gente le hacía gracia que habláramos de las novedades de Google o de cómo iban nuestras andanzas online. Ese era nuestro filtro.

Entonces todo se empezó a alinear.

De rebote, y gracias a un episodio del podcast, me encontré con un concepto yanki que me voló el tarro, lo llamaban CaaS (Content As A Service), que significa que alguien paga a otro por ofrecerle contenido de forma recurrente.

Igual que entregas un software (SaaS), puedes entregar un email, un audio, una ilustración, una lista de ideas de negocio o lo que sea (CaaS).

Me gustó, y como del blog tenía una lista de emails muerta de risa, se me ocurrió intentarlo.

Esto fue 2020 y lo que lancé fue una newsletter de pago. Es decir, que yo escribo y para leer hay que pagar.

Supongo que como todos al principio, yo era un poco reacio con el modelo.

Cuando lo lancé un colega me dijo “si consigues que cincuenta personas te paguen por mandarles emails, me bajo los pantalones y voy corriendo toda esta calle con la pol*a fuera”.

No desenvainó, pero debería, porque fueron, y siguen siendo, bastantes más de cincuenta.

Y remato la historia:

Haber “monetizado” mi audiencia fue el principio de lo que podría decirse que es a lo que me dedico ahora.

Un día me escribió un tipo con una cuenta de Twitter, que era suscriptor de los emails, y terminamos montando algo muy parecido para él (hola, Nudista).

Luego otro suscriptor de los emails me dijo que conocía a alguien ideal para replicar el modelo, y nos asociamos. El resultado es una membresía de mexicanos (cuyo contenido son dos directos al mes) que si te digo la gente que hay dentro se te caen los pantalones al suelo.

En todos los casos voy a éxito, o a comisión, que se entiende mejor. Y me encargo de toda la estrategia, desde diseñar producto a los canales de atracción, pasando por la estrategia de persuasión.Ahora no hago nichos, ni vendo ropa, ahora vendo filtros, míos y de otros. Y esta idea la aplico también para vender casas, SEO local, y un rank tracker, entre otras cosas.

(Hablaría de todo eso, pero Peris me ha dicho que no más de 1300).

He tenido la suerte de vivir la evolución de Internet desde la primera vez que entré en el Marca con el router pitando hasta ahora, y la tendencia cada vez la veo más clara. Más marcas y más gente pagando por filtros.

No es fácil, ni mucho menos, pero es que nunca lo ha sido.

Un saludo

Álvaro.

P.D. Y hablemos de tu dinero.

El día 7 de junio, que no es San Fermín, pero se parece (y como lo de parar de hacer cosas no es lo mío), junto a un tipo que sabe más de embudos que Peris de meter apps en el Play Store, hemos montado un sarao sobre todas estas ideas de “monetizar audiencias”.

No necesitas una audiencia para sacarle provecho, ni mucho menos, pero si la tienes, entonces sí te que te animo a venir.

Igual hablo de Asturias, y de mis cuarenta recién cumplidos.

Ok, me interesa lo de las vacas.

P.D. 2. El evento se titula “Make Internet Great Again”, y el nombre se explica en un segundo y medio después de hacer clic.


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